martes, 17 de diciembre de 2013

¿Por qué amamos a los perros y nos comemos a las vacas?

¿Por qué lloramos por la muerte de nuestro gato y nos da igual matar a un cerdo para comer jamón? ¿Por qué nos importa la vida de un loro o un canario y no la de una gallina?

     Supongo que la única respuesta válida sería "Porque así nos lo ha enseñado la sociedad". Pero que sea válida no significa que sea lógica. 

     Hace poco vi un vídeo en Youtube que creo que es interesante. El vídeo comienza con una escena en la que unos nuevos vecinos invitan a otros a comer en su casa. El invitado le dice al anfitrión que le gusta la carne, y le pregunta cómo lo ha hecho. El nuevo vecino, que es de otro país, le gasta una broma y le dice que es de un Golden Retriever. Los americanos dejan de comer, y cuando el nuevo vecino les confiesa que es una broma, el invitado se da cuenta de que da igual si es un perro o una vaca. Es un animal, y le parece extraño que haya un animal en su plato. 



     El vídeo es de Melanie Joy, autora de Why we love dogs, eat pigs and wear cows. Tras las escena, explica que, como la mayoría de los americanos, le enseñaron a amar a los perros y a comer carne de vaca, sin preguntarse nunca por qué.

     Numerosos estudios han demostrado que los animales sienten, aman, sufren, entienden y tienen conciencia. El siete de julio del año pasado, un grupo de neurocientíficos firmó en la Universidad de Cambridge una proclamación declarando que la conciencia animal y la humana son muy similares, algo que cambiaría ese sentimiento de superioridad que durante miles de años ha tenido la raza humana. A aquella conferencia acudieron diversos científicos de renombre como Stephen Hawking. 

      Se ha demostrado científicamente que las vacas saltan cuando sienten alegría (como podemos ver en el siguiente vídeo, en el que un grupo de activistas liberan a unas vacas antes de ser llevadas al matadero) o que los cerdos tienen una mayor capacidad de aprendizaje que los perros y son tan inteligentes como un niño de 3 años.



     Si son los animales tan similares a los humanos, entonces ¿por qué no tienen derechos? Peter Singers plantea esta cuestión en su libro Animal Liberation. Según él, la pregunta no es si razonan o hablan, sino si sufren. Y la respuesta es sí. Sienten dolor, miedo, frustración, soledad... Ingrid Newkirk, el fundador de PETA, dijo una vez "When it comes to pain, love and joy, a rat is a pig is a dog is a boy", cuya traducción vendría a ser algo como "Cuando hablamos de dolor, amor o alegría, una rata es un cerdo, es un perro, es un niño", es decir, sienten lo mismo.

     Tal vez sea PETA (People for the Ethical Treatment of Animals) la organización que más defienda los derechos de los animales, y la que más incite al vegetarianismo mediante vídeos impactantes sobre el maltrato animal y con la ayuda de famosos vegetarianos que prestan su imagen para apoyar los derechos de los animales, como Paul McCartney.

      La pregunta es: ¿ahora que sabemos esto, por qué seguimos comiendo animales?

     No escribo este artículo para convencer a nadie de que se haga vegetariano, puesto que ni siquiera yo lo soy aún; tan sólo quería plantear la pregunta que ya hizo Melanie Joy y que he puesto de título. Sinceramente, creo que gracias a esta pregunta se puede ver cómo la sociedad incide en nuestro comportamiento y cuán incoherentes e irracionales podemos llegar a ser a veces.